El caso del camarero malvado
Este ensayo analiza el “caso del camarero malvado”, un modelo hipotético famoso que ha sido objeto de mucho debate en la literatura jurídico-penal alemana, española y latinoamericana pero que lamentablemente no ha tenido su espacio en los trabajos académicos angloamericanos. El caso presenta un camarero que se da cuenta de que el bistec de solomillo que está por servir en la mesa que tiene a cargo está cubierto de una salsa de vino y hongos venenosos. No obstante, lleva el plato a la mesa. El cliente come el bistec de solomillo envenenado y muere varios minutos después. ¿Mató el camarero malvado al cliente hambriento o sólo lo dejó morir? En este ensayo se sostiene que la conducta del camarero malvado contiene características moralmente relevantes tanto de acciones como de omisiones, a pesar de que no es una conducta puramente activa ni puramente omisiva. Es, a falta de una expresión mejor, una “actomisión” que es más reprochable que una pura omisión pero menos merecedora de condenación que un ilícito puramente activo. Una conducta se considera actomisión si equivale a la omisión de auxilio (p. ej., el camarero omite salvar al cliente) que se cumple realizando un movimiento corporal voluntario (el camarero pone el plato ante el cliente). Como resultado de la naturaleza híbrida de su conducta, el camarero malvado debería ser castigado de manera más severa que si hubiera meramente omitido rescatar al cliente. El caso del camarero malvado resulta aun más importante porque revela que los jueces no deberían estar obligados a describir la conducta penal como un acto o como una omisión. Por el contrario, el derecho penal estadounidense debería reconocer las “actomisiones” como una categoría diferente de conductas. Tales actomisiones deberían castigarse de modo más severo que las puras omisiones pero menos que las conductas completamente activas. Por tanto, el derecho penal funcionaría mejor si se reemplazara la dicotomía acción/omisión por la distinción tripartita acción/omisión/actomisión.